jueves, 21 de enero de 2010

Los lujos del alma

En casi ocho años, ya perdì la cuenta de los viajes a Argentina. No sè si son nueve o diez. No importa, porque no era para las cuentas que me puse a escribir.
El tema, en realidad, es que mi alma se da algùn lujo que mi cuerpo no puede darse.
Cada viaje de IDA, mi alma lo emprende dos meses antes ... mi cuerpo, el dìa y a la hora que està pactada en el correspondiente boleto.
Cada viaje de REGRESO, mi cuerpo, rigurosamente, sube al aviòn a la hora señalada, el dìa señalado. Mi alma le dice adiòs y sin pañuelo blanco. Y se queda ... se queda ... todo lo màs que puede. A veces se tarda demasiado. Siempre regresa, eso sì ... serà porque ve que el cuerpo se resiste a moverse si ella no lo alienta.
Hoy, a casi una semana de haber llegado, creo que ya està pronta a llegar ... la espero ansiosa, me hace falta ... mucha falta.

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